Una pregunta que nos hacen a menudo nuestros clientes, y que es de vital importancia para la correcta consecución de sus objetivos, es qué tipo de lavadora comercial es mejor para su negocio o actividad. Este punto es vital ya que, de la correcta elección de los equipos, dependerá el éxito y, sobre todo, la rentabilidad de su negocio. Así pues, en el post de hoy hablaremos sobre los tipos de lavadoras comerciales disponibles en el mercado y de los aspectos más fundamentales que hay que tener en cuenta a la hora de escoger una de ellas: el espacio disponible, el tamaño de la lavandería, la tipología de ropa que se va a lavar y el tipo de cliente para el cual se trabajará.
A parte del volumen y la capacidad de producción las lavadoras tienen ciertas características y ventajas en función del tipo y de sus especificaciones técnicas. Las lavadoras conocidas como “rígidas” son aquellas más atractivas en términos de inversión y que se suelen usar para un uso más convencional. Resultan una opción relativamente económica, pero hay que tener en cuenta que las vibraciones que se producen en el centrifugado hacen que este tipo de equipo deba ir fijado en el suelo. Estas mismas vibraciones se transmiten al suelo y pueden causar afectaciones en lo que a ruidos y vibraciones se refiere que, al mismo tiempo, pueden tener efectos en la resistencia del edifico. Debido a todo esto, este tipo de lavadoras deja de tener sentido cuando hablamos de lavar grandes volúmenes de ropa. Por el contrario, las conocidas como “flotantes”, comercializadas como serie HS (High Speed), cuentan con un chasis flotante interior independiente que va ligado a la carcasa de la maquina por unos muelles y unos absorbedores de vibraciones. Esto permite centrifugar con unas revoluciones mucho más elevadas, con lo que la ropa sale mucho más seca, reduciendo el gasto empleado en sistemas de secado, y permite también aumentar la capacidad con unos volúmenes de trabajo y una capacidad mayor. Por último, existe otro tipo de lavadora, conocida como LS (Low Speed), que se suele utilizar en países donde hay ciertas dificultades para acceder a un correcto servicio de mantenimiento y de recambio de piezas. Son equipos mecánicamente y eléctricamente sencillos que hacen que puedan ser reparados con facilidad en sitios con recursos limitados.
El espacio y el tamaño
Cuando hay que escoger un tipo de lavadora lo primero que hay que tener en cuenta es el espacio del cual disponemos y el tamaño de nuestra lavandería. Por ejemplo, si hablamos de una lavandería de un hotel o hospital, hay que fijarse en que quede espacio disponible para la circulación de carros y personas, y también es importante ver dónde irá ubicada dicha lavandería. Esto último es importantísimo ya que, a veces, estamos obligados a escoger una “flotante” ya que, si se trata de un primer piso, o de un pavimento donde en un principio no se había previsto que se instalara una lavandería, las vibraciones de las máquinas “rígidas” dificultarían su instalación en este caso. Además, si hablamos de hospitales, residencias, hoteles, etc, las lavanderías suelen estar en lugares poco visibles y recónditos, ya que debido a la arquitectura de estos edificios no siempre se le puede dedicar un espacio muy diáfano o amplio, por lo que la optimización de este tipo de equipamientos es clave.