Las lavadoras son una de las piezas clave en una lavandería para conseguir que el trabajo pueda realizarse de forma satisfactoria y con una calidad óptima. En este sentido, estas son las encargadas de velar para la correcta higiene y desinfección de las prendas, cuidando al mismo tiempo a los tejidos, teniendo en cuenta las especificaciones de cada uno. Por eso, de la correcta elección de las lavadoras podemos decir que dependerá el éxito y, sobre todo, la rentabilidad de un negocio de lavandería.
Ahora bien ¿cómo debe ser una lavadora para ser competitiva en pleno siglo XXI y hacer frente a los desafíos y retos que presenta el mercado actual?
Confianza y durabilidad
Pues bien, la fiabilidad, entendida como todas aquellas especificaciones técnicas que hacen que podamos confiar en ese equipo, y que aseguran su rentabilidad a largo plazo, es uno de los primeros aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de elegir una lavadora industrial. Para ello, es bueno fijarse en el sistema flotante, la monitorización de las vibraciones y la resistencia. Un sistema flotante adecuado, con un buen chasis, evita puntos críticos y da como resultado una máquina robusta y resistente con una vida útil prolongada, incluso en las condiciones más exigentes. Del mismo modo, la monitorización de las vibraciones durante el centrifugado también permite alargar la vida útil de la lavadora, realizar mantenimientos predictivos y reducir el tiempo de inactividad por fallos.
Simplicidad sin renunciar a nada
La facilidad de uso es otro factor clave que hay que tener en cuenta dada la actual demanda en el mercado de lavadoras. Es muy importante que tanto el uso de la maquinaria, así como su mantenimiento, sean simples, intuitivos y ergonómicos. Esto se traduce en la necesidad de contar con pantallas y controles sencillos y entendedores y pilotos de iluminación para saber el estado de las máquinas de manera visual, rápida e intuitiva des de cualquier punto de la lavandería. Estos controles también deben ser resistentes al agua y a los impactos y se deben poder utilizar incluso con guantes, para controlar el funcionamiento de la máquina en todo momento sin tener que renunciar a todas las prestaciones necesarias. Hoy en día es posible conseguir una flexibilidad de lavado nunca vista hasta ahora gracias a la configuración que ofrecen las lavadoras de última generación, con total versatilidad en programas de lavado.
La ergonomía y la facilidad de acceso son otros factores que influyen en la facilidad de uso y que hay que tener muy en cuenta sobre todo en las lavanderías industriales donde trabajan operarios, pensando también siempre en aquellos que presentan cierta discapacidad. Estas se traducen en características como la amplitud de la puerta y un gran ángulo de apertura, que permiten una rápida carga y descarga de ropa.
Soporte como valor añadido
Disponer de un servicio técnico ágil y especializado es otro aspecto obligado que hay que pedirle a una lavadora del siglo XXI. Un servicio técnico eficaz debe ser capaz de: detectar averías; acortar el tiempo de inactividad actuando de forma rápida, para evitar esperas prolongadas y aumentar el grado de satisfacción del cliente; realizar las reparaciones de forma rápida; facilitar el mantenimiento con diseños que permitan a los operarios acceder fácilmente a todos los componentes de las máquinas; y por último poder monitorizar el estado de los equipos para anticiparse a las averías, recudiendo así costes.
La connectividad, el futuro
Por último, pero no por ello menos importante, se debe tener muy en cuenta la conectividad que hace que una lavadora sea inteligente ya que el futuro de las lavadoras industriales pasa justamente por esta inteligencia. Si hay algo que hay que pedirle indiscutiblemente a una lavadora del siglo XXI es que esta sea inteligente. La conectividad se implementa en los equipos mediante las opciones de Bluetooth y wifi, para que resulte mucho más sencillo y cómodo controlar las máquinas desde distintas ubicaciones. Además, los sistemas de monitorización aportan un alto valor añadido ya que permiten definir criterios de lavado, centrifugado, secado y desinfección, programando las máquinas según las necesidades específicas de cada cliente. Otra ventaja de la conectividad es que, por ejemplo, gracias al sistema de alertas un cliente puede olvidarse de la supervisión in situ y del funcionamiento de las máquinas.
Girbau trabaja siempre desarrollando equipos altamente competitivos con máquinas fiables, fáciles de usar, medioambientalmente y productivamente eficientes y con las tecnologías más avanzados a nivel de conectividad. La nueva generación de lavadoras HS7 de Girbau ha llegado para revolucionar el sector de la lavandería industrial y ser el exponente más fiable de lavadora para el siglo XXI.